Cinco artistas han anunciado públicamente en los últimos días su salida de la plataforma Spotify en apoyo a Neil Young, quien se enfrentó con la empresa por el contenido de uno de los podcast que ésta ofrece, protagonizado por Joe Rogan, el cual difundiría desinformación en torno a la vacuna contra el Covid-19.
Hace unos días el comediante Joe Rogan tocó el tema de las vacunas para el Covid-19 en su podcast ”The Joe Rogan Experienced” en la plataforma de Spotify, el cual cuenta con 16 millones de escuchas mensuales en la plataforma sueca. En el capítulo en cuestión, defendió sus declaraciones y su decisión de recibir a dos médicos que se autoproclamaban escépticos de las vacunas, a los que llamó “personas con muchas credenciales, muy inteligentes y experimentadas”.
Las reacciones a este delicado tema no se dejaron esperar, y una de las más fuertes fue la del músico Neil Young, quien ante su indignación contra Spotify por permitir que parte de su contenido proporcione “desinformación” en torno a la vacuna contra el Covid-19 anunció que su música ya no sería parte del catálogo de la plataforma.
La salida de Young causó un efecto domino entre sus colegas, quienes quisieron unirse a esta boicot contra la plataforma retirando también su contenido musical, entre quienes se encuentran Joni Mitchell y el músico de Crazy Horse y de la E Street Band, Nils Lofgren.
A ellos se han intentado sumar otras figuras, como David Crosby, antiguo compañero de ruta de Neil Young y Graham Nash, aunque él mismo declaró que ha conseguido plegarse a la campaña. ¿La razón? El artista, como muchos de sus compañeros de profesión, no es propietario de su propio catálogo y no puede tomar decisiones en solitario respecto a dónde puede estar su discografía o no. “Ya no lo controlo (mi catálogo) o si no hubiese apoyado a Neil”, explicó Crosby en las redes sociales ante la consulta de un usuario. Pero detrás de esa escueta respuesta se esconde la ecuación bajo la cual opera la industria musical en la actualidad, junto al motivo por el cual se ve difícil que otros grandes artistas se sumen al boicot contra Spotify.
“La mayoría de los artistas simplemente no tienen el derecho legal de eliminar su música de una plataforma de streaming u otra. De hecho, incluso Young tuvo que confiar en la buena voluntad de su sello discográfico”, consigna el sitio especializado Pitchfork en un artículo publicado esta semana, a partir de la primera gran polémica de la industria de la música en este 2022.
Tal como señala el reportaje, incluso el propio Neil Young debió pedir expresamente y llegar a un acuerdo previo tanto con su sello (Warner) como con la empresa que controla el 50% de los derechos editoriales de su catálogo, Hypgnosis, antes de anunciar públicamente su decisión. Para ambas compañías, la determinación del canadiense de sacar su discografía de la plataforma de streaming más popular del mundo, con más de 300 millones de usuarios, representa un problema y una merma en sus ingresos.
“Antes de decirles a mis amigos de Warner Bros sobre mi deseo de dejar la plataforma de Spotify, mi propio equipo legal me recordó que, por contrato, no tenía el control de mi música para hacer eso”, reconoció Young en su sitio web el 26 de enero. “Quiero agradecer a mi compañía discográfica Warner Brothers-Reprise Records, verdaderamente grandiosa y solidaria, por apoyarme en mi decisión de sacar toda mi música de Spotify”, detalló.
Spotify también emitió una declaración a través de una carta pública del CEO y fundador de la empresa, Daniel Ek. “Sabemos que tenemos un papel crítico que desempeñar en el apoyo a la expresión de los creadores, al tiempo que debemos equilibrarlo con la seguridad de nuestros usuarios. En ese papel, es importante para mí que no asumamos la posición de ser censores de contenido mientras, y a la vez aseguramos de que hay reglas establecidas y consecuencias para aquellos que las violan”, escribió. Esas normas incluyen la publicación por primera vez de las normas de la plataforma y una advertencia de contenido a cualquier podcast que incluya un debate sobre covid-19. La advertencia dirigirá a los oyentes a un centro que “proporciona un fácil acceso a hechos basados en datos, información actualizada como la que comparten científicos, médicos, académicos y autoridades de salud pública de todo el mundo”.
El diario de Los Angeles Times agregó: “Por muy admirable que sea el hecho de que Young anteponga los principios a los beneficios, está arriesgando menos de lo que lo harían muchos de sus compañeros. Él nunca ha necesitado realmente Spotify, ya que sólo obtiene el 10% de sus ingresos del servicio. Young ganó aun menos con Spotify después de vender la mitad de su catálogo de música para conseguir los mejores ingresos de su carrera, 78 millones de dólares, el año pasado (lo que le sitúa en el puesto 11 de los músicos mejor pagados del mundo).” Y, entre otros conceptos, agrega: “A diferencia de la música grabada, que se ve entorpecida por una maraña de acuerdos entre cantantes, compositores, productores, sellos discográficos y titulares de derechos de autor, los podcasts suelen ser más sencillos y rentables. En la mayoría de los casos, los grandes nombres reciben una tarifa fija y ya está: no hay que pagar molestos derechos de autor ni renegociar. Los podcasts pueden vivir en una plataforma a perpetuidad y son bastante populares entre los anunciantes, ya que generan 1.000 millones de dólares anuales en ingresos publicitarios en Estados Unidos.”